La visionaria idea de aprovechar el agua del mar, desalinizándola para hacerla agua potable, constituye un peligro ambiental. Los relaves de las plantas desalinizadoras van, como casi todos los desechos del mundo, al mar. La era de la contaminación por sales se ha iniciado y todos estamos advertidos. Estamos salando el mar, alterando la salud de los océanos. En 50 años podría ser todo un mar muerto.